—Ah, eso... Coge aire profundamente por la nariz para que no se note la decepción—.

Acerca de su virilidad, no lo sé, sobre lo otro... No creo que hubiera muerto tan fácil si hubiese tenido algún poder, salvo el de la labia, claro.

—Alza una ceja mirándola—.

¿Cómo no sabíais los demás? Era un simple rompecabezas, antiguamente a la gente le gustaba esconder las cosas en cajas con engranajes secretos.

Aunque lleve una estricta y deliciosa dieta de sangre cien por cien humana, no deberías fiarte solo porque te lo diga.

¿Por qué no? Eso sí que sería divertido.

—Se encoge de hombros ante lo siguiente, quitándole importancia para que no le pregunte más y así poder olvidarse de nuevo; tarea difícil, pues lleva atormentándole un siglo—.

—Recomendaciones tiene para rato—.

¿En qué estás interesada? ¿Novelas o prefieres algo de poesía?

No, que yo sepa, ¿Has encontrado alguno?

—Quizá podría cotillearlo si le dejaba—.

—Se le queda mirando en todo momento, sin apartar su vista de los ojos foráneos. Asiente ante su respuesta, parecía que iba a salir ganando—.

¿Cuál has elegido?

Puede que estés practicando para cuando quieras dominar al resto.

—Dice alzando una ceja, volviendo a mirar a la chica—.

La lamentamos.

—No requiere de su ayuda para hacerlo, simplemente que lo copie con su letra en otro momento para que no los pillen. Por el contrario, le puede hablar de lo sucedido si quiere desahogarse, pero él no preguntará al respecto—.

Pues sí... Estaba siendo divertido, aunque no sabía hasta qué punto era la ouija u otra cosa.

—Cruza una pierna sobre la otra antes de contestar a lo segundo, mirando hacia el agujero de la pared—.

Digamos que no tuvo una muerte muy apacible.

—Se siente más calmado al escuchar su risa y la confesión. Acaba negando con la cabeza y le da un toque en la frente con el dedo índice y corazón—.

No vuelvas a hacerlo, conmigo al menos.

—Era un poco hipócrita, pero ver a los demás en pánico podía resultar divertido—.

¿Lo ha visto alguien más?

—Ha vivido demasiado como para fijarse en esa sonrisa y entrever que algo esconde—.

Ya tienes uno que guardar, dos sería abusar, ¿No crees?

—La mira ahora fijamente—.

Mejor que lo guardes solo para ti.

—No contesta aun a su pregunta, no sabe si puede fiarse de ella—.

¿Ilusiones creas?

—No sabe si estar aliviado al saber que no era real o enfadado por la broma de mal gusto—.

—La mira de reojo, apenas girando la cabeza—.

¿Lo has hecho tú?

—No se le han pasado por alto su actitud y las acusaciones—.

+ —Dice sin prestar atención al resto—.

Parad el juego. Paradlo ya.