esperaba que colara, la verdad, así que él mismo arquea una ceja.

— No me digas que te convencí con ese discurso tan malo. Vas a fundir el negocio.

Una vez más está siendo molesto porque puede, hasta ha esbozado una media sonrisita al final.

— Alguna estupidez está por decir, aún si su tono parece que va en serio. — ... tú puedes traer algo. Y dármelo a mi, obvio. Muestra gratis, le dicen, es bueno para el negocio.

empatía es poca y la tengo que administrar bien. — Se encoge de hombros. — Huh. ¿Y eres bueno?

el día. No empatizo, lo siento, yo tuve un sábado excelente. — Y mueve una pierna en el agua, tan tranquilo. — ¿Eres chef o algo así, entonces?

Apoya sus manos hacia atrás, reclinándose un poquito y siguiendo al pelirrojo con la mirada hasta tenerlo al lado. Y chasquea la lengua al oír cómo lo llama.

— Naeem. — Porque prefiere dar su nombre que ser llamado "vecino", todavía se le hace raro que sean tan amigueros aquí. — Buf, te ha tocado

el agua, el fresco le viene bien.

— Qué tan largo puede ser un sábado.

Es una pregunta, más o menos, aunque el tono no sea el correcto. Pero se entiende.

sido el único con esa idea.

— ¿Tan tarde y en la pileta?

Y él en las mismas.

regreso, e ignora esa excusa del sueño, porque la verdad es que le da un poco la impresión de que siempre es así. Pero lo está prejuzgando, ni lo conoce. — Te ves medio joven como para ya andar tan melancólico por la vida.

viene mal.

Tal vez sea momento para comprar tabaco suelto y dejar los industriales.

Suelta la mitad del humo en una exhalación, y al hablar sus palabras salen rodeadas de lo que resta en sus pulmones.

— Suena a que tienes mucho en la cabeza. ¿Eres siempre así o...? — Le tiende el cigarro de

la sesión de terapia gratis. O, bueno... desahogo, que terapia mucha no.

— Si me vas a andar dando cosas, puedes seguir. — Responde, con el cigarro cerquita de los labios. Y efectivamente le da una calada, porque no se va a negar a ello y porque se olvidó de comprarse cigarros hoy y uno prestado no

pasado media hora echado al borde de la pileta, él está un poquitín embotado en sí mismo. Así que lo deja hablar y solo lo mira, y se pregunta qué tanto debe pensar este hombre en su día a día, si ellos apenas han hablado y ya le anda soltando todo esto.

Al menos le ofrece un cigarrillo a cambio de

como para hacer énfasis mostrando el dorso tatuado, pero lleva tatuajes hasta en el cuello, así que cree que el punto se hace solo.

Lo observa, entonces, mientras... ¿Wonwoo, era? Bueno, el profe tiene su momento filosófico. A Naeem le da un poquito lo mismo lo que diga, pero entre el calor y haber

intentando pensar.

Opinión personal.

Se muerde un poquito uno de los piercings ante la pregunta que el otro le hace; parecería que está sopesando la respuesta, pero en realidad solo está haciendo tiempo porque sí. Al final, chasquea la lengua.

— 𝘕𝘰𝘱𝘦. Soy tatuador. — Levantaría una de sus manos

Lo observa sonreír así, de una manera que casi muestra su proceso mental al darse cuenta de que ha entendido lo que ha querido. Naeem, con su mueca neutral de a diario, lo deja que llegue a sus propias conclusiones– pero, personalmente, diría que está demasiado embotado ya como para seguir