—Ojos cierra dejándose llevar por el momento y el beso, bruto como siempre pero a Nassir le parecía que aquello tenía un encanto especial. Él intentaba guiarlo para ayudarle en ese beso, pero no le importaba el resultado mientras el beso se diera. Manos acariciaban bajo la camiseta aquella espalda.—

—Manos Nassir acaba colando bajo la camiseta ajena y va subiendo por su espalda, tocándola directamente. El tacto de Nassir también era áspero y calloso, ambos trabajaban muy duramente con sus manos.—

Tengo ganas de comernos a besos, por ejemplo.

Uoh!

—No se esperó el repentino cambio de posiciones, acaba tumbado en el sofá con el militar encima. Cierra un ojo por tenerle en su cuello, sonríe y ambas manos lleva a su espalda mientras sus piernas enganchan la cadera ajena.—

Pues te atrapo y no te suelto.

—Sonríe, se deja llevar por esa mano hasta besar esos labios de forma suave, un beso, dos besos, se sentía demasiado bien. Le mira a los ojos, sonrisa que no se borraba de sus labios.—

¿Qué te gustaría hacer con ese tiempo? —pregunta antes del tercer beso que corresponde y prolonga un poco.—

Hm?

—Eleva la vista hacia el otro al decir aquel comentario, mano diestra acariciaba su brazo y apretaba ligeramente con sus yemas ese músculo marcado.—

Por cierto ¿Cuándo te apetece ir?

Que yo sepa no hay dados en las ferias. —responde con una media sonrisa. Ojos cierra por el beso en su frente y apoya ésta en el hombro impropio.—

No, para nada.

—Carcajada se le escapa por tal ocurrencia, niega con la cabeza.—

Mejor esos no, sin duda. —Eleva un poco el rostro buscando la mirada impropia.— Pero están los dardos, y los aros...

—Se abraza al grandullón y esconde su rostro contra el lateral de su cuello, reposando ahí su cabeza, respirando tranquilamente el aroma de éste mientras se dejaba arrastrar poco a poco por él que iba recostándose.—

Seremos un dúo muy llamativo, seguro. Se morirán de la envidia.

—Corresponde ese nuevo beso corto, y sonreía como bobo al recibir aquellos por el rostro. La mordida le hace reír y asiente a su pregunta.—

Claro que lo pasaré bien, será divertido ya verás. Podemos participar en los juegos de las casetas, comer cosas ricas, subir a la noria...

—Tercero beso corresponde gustoso, manos acarician las mejillas ajenas, ladeo ligero de rostro acompañaba para acomodarse a éste. Despacio se retira relamiéndome tras ello mirándole a los ojos con una media sonrisa.—

Está bien, entonces tendré que ocuparme de que lo pases muy bien.

—Sonríe ante sus palabras, beso aunque corto corresponde con dulzura y caricia deja en su mentón con sus dedos.—

¿No lo habías hecho antes? Siempre hay una primera vez para todo. —Se inclina y otro beso suave y corto deja en esos labios.—

—Ladea el rostro al ver que no reaccionaba, índice lleva a su nariz y le da un toque.—

¿Estás bien? —pregunta con una sonrisa divertida, ¿estaba pensando en algo y no le contaba?— ¿No te gustan los peluches? Hay más premios en la feria.

—Aprieta un poco esas manos también en respuesta, le atrae una de ellas y deja besos lentos y suaves en su dorso.—

Me gusta, creo que no voy a una desde niño. —Sonríe ladino y niega con la cabeza.— No, no, no. Yo te conseguiré uno.

—Pequeña risa libera viendo la dramtización del otro y para "sanarle" le deja un besito corto en su nariz. Al quedar sentados en el sofá, aunque él encima del regazo ajeno, se acomoda un poco y manos buscan las impropias para entrelazar sus dedos.—

¿Eso te gustaría? Por mi genial.

—Sonríe ampliamente, manos acarician los anchos hombros de éste, dedos suavemente presiona palpando sus músculos.—

¿Y si nos sentamos? Para que no estés cargando todo el rato. —Se inclina hacia su rostro y mordidita juguetona deja en su nariz.—

Bueno ni que fuera de cristal- —no pudo decir más porque empezó a reír por esos besos que le fue dando por el rostro aún con máscara puesta. Se inclina rápidamente y empieza a darle besitos por un lado de su cuello y le regala una mordidita juguetona.—

Un día te cargo yo.

—Sonreía ampliamente mirando al otro, nariz frota suave contra la impropia oculta bajo esa máscara.—

Para alguien que puede cargar mi pecho, tengo que aprovechar. —Ríe suave y leve rubor asoma en su rostro por esas manos traviesas.— No soy el único que aprovecha.

—Se le engancha al cuello con los brazos y a la cadera con las piernas.—

Te atrapé