Es como si en vez de un robot de cocina quieres vender un humanoide R2D2 que, mientras tú cocinas, te va diciendo la receta como tu madre ("echa la harina que te pida") y además te cuenta chascarrillos de Arguiñano.
Es como si en vez de un robot de cocina quieres vender un humanoide R2D2 que, mientras tú cocinas, te va diciendo la receta como tu madre ("echa la harina que te pida") y además te cuenta chascarrillos de Arguiñano.