un colibrí que aletea, que bate el mundo y lo ablanda con sus alas

un niño en el bus le ha dicho a su madre: pues para tener 8 años tengo un montón de heridas

si fuera una bici y solo llevase tu amor, todos los coches me temerían pensando que soy un camión

la vida parece justa de la mano de olivia

estoy corriendo tan rápido hacia ti que sin querer he dibujado una carretera en el cielo

me he enamorado de un colibrí

fuiste un hombre muy ancho para esta vida tan estrecha, aun así conseguiste ensancharla un poco.

descubrirte por decantación

estoy segura que en tus huesos hay percebes pegados, allá donde la piel te golpeó los huesos demasiado fuerte

mamá ha sido más veces almohada que cuerpo

porque cada vez que escucho el rugido de mi estómago, amaso la carne de mi tripa y hago un corazón. cada vez que se vuelve maleable mi tripa, ahí, ahí es donde estiro mi mano, lo agarro fuerte hasta que salga de entre los dedos y lo hago corazón

leyendo fragmentos de la biblia me he encontrado esto: “porque la cama es corta para estirarse en ella, y la manta estrecha para envolverse en ella”
últimamente pienso que la llamada lucidez de dios se me aparece como encontrar un gran poema en un pequeño rincón